Los metales estratégicos, como los metales tecnológicos y las tierras raras, son activos tangibles cada vez más codiciados. Pero, ¿cuál es la mejor manera de que los compradores privados almacenen sus metales? Básicamente, hay que elegir entre la custodia individual y la colectiva. Le explicamos las ventajas e inconvenientes de ambos tipos de almacenamiento.
Si dispone de un plan de ahorro para metales estratégicos, suele colocar sus participaciones en materias primas en custodia colectiva, de la que se encarga su proveedor de servicios financieros. Si compra los metales directamente al comerciante de materias primas, puede elegir básicamente entre dos opciones de almacenamiento: la ya mencionada custodia colectiva y la custodia individual. Ambos servicios suelen ser ofrecidos por un proveedor de servicios especializado con un almacén de gestión privada.
Custodia individual y colectiva: breve introducción
Las inversiones en materias primas suelen almacenarse en custodia colectiva, también conocida como custodia fraccionaria. En este caso, un comprador posee la fracción de la cantidad total de una mercancía almacenada. Puede tratarse, por ejemplo, de 5 kilogramos Indio de las 15 toneladas de indio en existencias. El operador del almacén donde se guardan los metales garantiza la presencia física de la cantidad de mercancía comprada por el cliente. Las aduanas y los auditores certifican periódicamente las existencias de mercancías. Las mercancías compradas se registran digitalmente en las respectivas cuentas de los clientes y no tienen que desplazarse físicamente durante el proceso.
El almacenamiento individual, en cambio, permite almacenar por separado la cantidad adquirida. La materia prima se extrae de un lote o unidad de envasado, se envasa individualmente y se le asigna un nuevo número de lote, así como su propio certificado de análisis. Dependiendo de la cantidad, los metales se almacenan en una caja fuerte, una caja de malla o un almacén de palés.

Barras de indio embaladas en cajas de madera y almacenadas en un depósito colectivo
La custodia colectiva como solución ventajosa
La custodia colectiva resulta ser la mejor opción para los compradores privados de metales estratégicos. Esto se debe a varias razones, todas ellas estrechamente relacionadas con la posterior reventa de las materias primas a la industria. El proveedor de materias primas o el proveedor de la instalación de almacenamiento colectivo, por ejemplo en forma de Depósito francopuede tomar en cualquier momento de las existencias totales la cantidad deseada para la venta industrial y satisfacer así las necesidades de tierras raras y metales tecnológicos en grandes cantidades, desde cien kilogramos hasta varias toneladas. Otro factor son las especificaciones de la mercancía. Según el proceso de producción, las empresas necesitan materias primas metálicas de determinadas calidades. Las especificaciones incluyen el grado de pureza y la composición con otros materiales. El comercio de pequeñas cantidades procedentes de diversas fuentes consume más tiempo a los compradores industriales y les plantea retos adicionales a la hora de mantener estable la calidad del producto.
Los inconvenientes de la custodia individual
Como ya se ha descrito, la industria prefiere comprar grandes cantidades a un solo lote y a un solo vendedor. En consecuencia, el vendedor privado debe contar con mucho tiempo y elevados descuentos si quiere vender las materias primas que ha comprado. También puede ser necesario realizar una nueva inspección de calidad de las materias primas, cuyos costes debe asumir el vendedor privado. También se incurre en gastos como los derechos de aduana y el impuesto sobre las ventas de importación. Otra desventaja económica del almacenamiento individual es que el espacio de almacenamiento necesario es mayor que en el caso del almacenamiento colectivo, debido a la unidad de embalaje separada.
La autocustodia entraña riesgos
En aras de la exhaustividad, también debe mencionarse la autocustodia como tercera opción. Se practica a menudo para los dos metales preciosos, el oro y la plata. El propietario almacena los lingotes o las monedas en su casa y corre con todos los riesgos, como el robo. Esta forma de almacenamiento no es adecuada para los metales industriales. Por un lado, sacar los metales del depósito aduanero significa interrumpir la cadena de suministro industrial. Además, como ya se ha descrito para el almacenamiento individual, hay que despachar el material en aduana y pagar el IVA de importación. Los posibles gastos de manipulación y transporte corren a cargo del comprador. Si se desea reintroducir los metales en el ciclo industrial, resulta muy difícil debido a las pequeñas cantidades de que se trata. Los elevados descuentos que cabe esperar en la venta pueden reducir las posibilidades de obtener beneficios. Por ello, los comerciantes de materias primas responsables no suelen entregar los metales para su propia custodia.
Conclusión
El almacenamiento colectivo es adecuado para los compradores privados que desean invertir en metales estratégicos de forma rentable. Esta forma de almacenamiento también convence porque crea las mejores condiciones para una reventa sin complicaciones a la industria. El almacenamiento individual, en cambio, dificulta la liquidación a compradores industriales y se asocia a mayores costes y esfuerzos logísticos.